lunes, 27 de abril de 2015

JORDANES: Historia de los Godos - Capítulo II.



HISTORIA DE LOS GODOS
CAPITULO II

Descripción de la isla de Bretaña.

Voy á describir ahora brevemente, y como pueda hacerlo, la isla de Bretaña, situada en el seno del Océano, entre las Españas, las Galias y la Germania. Aunque, según Tito Livio, nadie en su tiempo había dado vuelta á esta isla (2) ni conoció su extensión, no han dejado de emitir opiniones acerca de ella considerable número de autores, con relación á los cuales podemos hablar. Mucho tiempo estuvo cerrada á las armas romanas, hasta que Julio César abrió la entrada por medio de combates en los que solamente buscaba la gloria. Más adelante el comercio y otras causas llevaron allá crecido número de hombres; y la edad siguiente adquirió nociones más exactas de aquel país por el cuidado que desplegó en explorarlo. He aquí su descripción tal como la encontramos en los escritores griegos y latinos: su forma es triangular, según dicen muchos, parecida á un cono: extiéndese longitudinalmente del Septentrión al Occidente, y forma un gran ángulo mirando á la desembocadura del Rhin; desde allí se estrecha por línea oblicua reentrante y vuelve sobre sí misma para formar otros dos ángulos. Dos de estos lados dan frente á la Galia, y el otro á la Germania. Dícese que su mayor anchura es de trescientos tres estadios, y su longitud no pasa de siete mil ciento treinta y dos. Fórmala una llanura cubierta en parte de bosques, en parte de matorrales, de la que surgen también algunas montañas. Rodéala un mar perezoso, que difícilmente cede al impulso de los remos y que rara vez alborota el soplo de los vientos. Las tierras están tan lejanas, que su resistencia no produce agitación alguna en las olas, porque, en efecto, el mar se extiende mucho más lejos en este paraje que en ningún otro. Strabón, célebre escritor griego, refiere que esta isla exhala nieblas tan densas, á causa de estar empapada por frecuentes irrupciones del Océano, que obscurecen la claridad ordinaria del sol durante casi todo el día, ocultando el astro á las miradas; pero que las noches son allí más claras. Encuéntrase en su extremo la isla Memma, de la que habla el historiador Tácito, rica en metales, abundante en pastos, y cuya fertilidad es más á propósito para alimentar ganados que hombres. Súrcanla en todos sentidos numerosos y grandes ríos que arrastran perlas y piedras preciosas. Entre los habitantes de la Gran Bretaña, los siluros tienen la tez morena, naciendo la mayor parte con el cabello negro y rizado; los caledonios, por el contrario, tienen el cabello rubio y son corpulentos, pero blandos. Encuéntraseles semejanza con los galos y los españoles, por lo que han supuesto algunos que en todo tiempo recurrió la isla á estas naciones para poblarse. Estos pueblos y sus reyes son igualmente bárbaros. El famoso historiador Dion nos dice que el nombre que se dan en común es el de un metal de la Oaledonia. Habitan en cabañas de mimbres, mezclados con sus ganados, y muchas veces no tienen otro abrigo que los bosques. Ignoro si para adornarse ó por algún otro motivo se pintan el cuerpo con auxilio del hierro. Frecuente- mente se hacen guerra entre sí, sea por ambición de mando ó para aumentar lo que poseen, combaten á caballo y á pie, y también en carros con dos caballos y en carretas armadas con guadañas, á las que en su lengua llaman essedas. Pero basta lo dicho de la isla de Bretaña.

(2) En tiempo de Tácito dió por primera vez la vuelta á la gran Bretaña una flota romana, (Agricol. X.)


HISTORIA DEL IMPERIO ROMANO Desde el año 350 al 378 de la era Cristiana
Escrita en latín por Ammiano Marcelino. Vertida al castellano por F. Norberto Castilla
TOMO I y II - MADRID, Librería de la viuda de Hernando y C.A - Calle del arenal, num 11. - 1895

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