miércoles, 29 de abril de 2015

Amiano Marcelino y los romanos: De la virtus et fortuna al vicio.


Amiano Marcelino considerado como el último expositor de la historiografía clásica, muestra su preocupación frente a los sucesos del Imperio como soldado y griego. Es su visión sobre el comportamiento de los romanos lo que trataremos en este trabajo; donde se conjuga la situación de las fronteras acosadas por los bárbaros, y donde los grupos sociales de Roma son presentados de forma escabrosa, lanzados a los juegos y los vicios, sin preocupaciones, unos enriquecidos hasta el lujo, y otros miserables al punto de dormir en los edificios públicos. Por ello hablamos de la virtus et fortuna al vicio, ya que para nuestro autor, los romanos están alejados de sus antepasados, no representan la virtud romana, provocando que la fortuna irremediablemente dejará al Imperio a su suerte.

I- Amiano Marcelino y sus Res Gestae


Amiano Marcelino quien se describía así mismo como miles quondam et graecus, es decir griego y militar, escribe en el siglo IV sus Res Gestae 1. Averil Cameron nos dice: “(…) las Res Gestae de Amiano Marcelino, en latín, con deferencia la obra histórica más importante del siglo IV, que merece parangonarse con los autores clásicos de la República y el Alto Imperio, con un vigor y una fuerza característicos” 2. Por su parte la autora de la edición que ocuparemos para este trabajo nos dice: “Amiano es nuestra principal fuente para conocer la sociedad y la cultura del siglo IV” 3.

Nuestro autor nace en torno al 330 en Antioquía en el seno de una familia noble griega, por lo que se explica su formación clásica, la cual se refleja en varios pasajes de la obra donde cita a Homero o Juvenal: ingenuus ut insuetus ingennus4. Lo interesante es que el mismo autor reconoce su participación en los hechos, por ejemplo la expedición de Juliano a Persia. Esta formación clásica y la participación en los hechos, lo hace representante de la forma de hacer historia en el mundo clásico5.

En palabras del mismo Amiano acerca de su obra: “He narrado los hechos comprendidos entre el principado de Nerva y la muerte de Valente, en la medida en que me lo permitan mis fuerzas, siendo yo como soy antiguo militar y griego” 6, nuestro autor comenzó su obra en el punto en que Tácito y Suetonio habían concluido. Sin embargo, esos trece libros que relatarían de forma breve los sucesos ocurridos entre el 96 (la muerte de Nerva) hasta el 351 (nombramiento del César Galo por Constancio II) se han perdido, y hasta nosotros han llegado los dieciocho libros restantes que sólo abarcan 25 años, pero que no dejan de ser significativos para el estudio de la historia romana, ya que en los libros 15 al 25 tratan desde el 353 hasta el 363, fecha de la muerte de Juliano. Los libros 26 al 31 narran acontecimientos contemporáneos, centrándose en los reinados de Valentiniano y Valente, y la derrota del ejército romano en Adrianópolis 7.

El género historiográfico que utiliza Amiano son las res gestae: “Así pues las res gestae tienen características de anales, por que narran los sucesos año a año, pero también de historiae, porque se centran sobre todo en los sucesos contemporáneos, e intentan profundizar en las causas que influyeron en los sucesos” 8.

Jerzy Topolsky explica que res gestae es la interpretación de hechos pasados: “La historia como hechos pasados tiene a su vez varias interpretaciones. Si el término se usa sin un modificador que indique su alcance cronológico o verdadero, podemos interesarnos por hechos pasados en general”. Es por esta razón que la obra de Amiano resalta dentro de las fuentes del siglo IV, ya que sigue la línea de las obras clásicas. El mismo Amiano explica cómo aborda los hechos y temas de su interés, como lo son la visión acerca de los romanos, las semblanzas y apreciaciones para cada emperador, Augusto y César; utilizando una interpretación que explica los sucesos y las decisiones de los protagonistas; las afirmaciones directas y el reconocimiento de su formación militar y griega, hacen de Amiano un autor objetivo, siguiendo la línea de los autores clásicos. 9

El tema principal de la obra es la guerra, la gravedad de las incursiones bárbaras en las fronteras, y la incapacidad de los romanos de hacerles frente, estas son sus impresiones luego de la derrota en Adrianópolis: “Aunque nunca en los anales hemos leído acerca de ninguna derrota romana que hubiera llegado a la masacre, con la excepción a la de Cannas, en ocasiones los romanos, perjudicados por la fortuna, sí sufrieron derrotas puntuales en las guerras. Y también los relatos fabulosos de los griegos han mostrado su dolor por muchas derrotas”. Es este tipo de método histórico el que trabaja Amiano en la res gestae, ya que las ideas que inspiran al autor al escribir la obra no son de carácter mítico, sino que claramente histórico continuando con la obra de Tácito. 10

Amiano tiene claridad de su carácter griego y militar, las cuales pueden presentar dificultades en la objetividad y selección de los hechos que se narran en la obra: “Los restantes hechos, como muestran los libros siguientes, los expondré con sumo cuidado en la medida en que mis fuerzas, sin temer en absoluto las posibles críticas contra una obra que parece ser larga. Y es que la brevedad tan sólo debe ser objeto de alabanza cuando, eliminando una extensión inapropiada, no resta nada al conocimiento de los hechos”. 11

Respecto al estilo de la obra, podemos decir que es representativa del siglo IV, ya que el latín clásico para Amiano no era muy conocido debido a la preeminencia de la lengua griega que Amiano hablaba. Aunque debemos recordar que la obra era leída en voz alta ante el público romano, por lo que debió ser escrita para el latín de la época 12: “Amiano al redactar su obra no estaba pensando en los griegos ni en los habitantes de la parte oriental del Imperio. Las numerosas descripciones de costumbres y de pueblos del Este que encontramos a lo largo de sus libros nos demuestran que estaban dirigidas a un auditorio que no poseía esos conocimientos” 13.

El estudio de la obra de Amiano nos deja retos desde el punto de vista historiográfico, ya que debemos entender las motivaciones que tuvo el autor para escribir esta obra en los tiempos de agitación social, bélica y política que vivió el Imperio. Su formación clásica es clara a la hora del estudio de las influencias intelectuales que llevan al modelo historiográfico, lo mismo respecto a la metodología que éste usó para realizar la obra, ya que al contrastar con el resto de las historias escritas por los clásicos, la obra de Amiano sobresale por su objetividad y tratamiento que este hace al estudio de su tiempo: “Este greco-sirio supo captar con mirada atenta y aguda el espíritu del periodo de crisis en que vivió. Y haciendo uso de su vasta erudición, de sus dotes literarias, y del amplio conocimiento que tenía de varias dimensiones del Bajo Imperio, nos dejó –en una lengua que no le era propia- un testimonio veraz y ponderado, una reflexión seria y equilibrada de la difícil época que lo tocó vivir” 14.

II- Amiano y los romanos: de la virtus et fortuna a los vicios


Ya realizado el análisis de la obra de Amiano, nos introduciremos en la visión que éste presenta acerca de los romanos y la Ciudad Eterna en los complejos tiempos que escribe su Historia. Muchos historiares reconocen que la obra de Amiano es fundamental para el estudio del gobierno de Juliano15.

Amiano es reconocido como un autor de la romanidad: “(…) En el reclamo a los valores y creencias tradicionales de Roma que garantizaban el poder eterno del Imperio, y en el hecho de juzgar a los Emperadores de acuerdo a los cánones políticos tradicionales de la romanidad” 16. Es precisamente esta actitud la que se devela en la digresión que realiza en el libro 14.6, ya que califica a Roma como la Ciudad Eterna, a pesar de que Roma había dejado de ser la residencia imperial, aún era considerada como el centro del Imperio. Son los defectos del pueblo y el senado de Roma los que Amiano critica: “Y como pienso que, al leer esto, algunos extranjeros –si es que llegara ese caso-, pueden extrañarse de que, cuando mi narración se desvía un tanto para mostrar lo que sucede en Roma, no aparecen más que sediciones, tabernas y otras vilezas de este tipo, voy a exponer brevemente las causas de ello sin alejarme nunca de la realidad a propósito” 17. La realidad es la guerra, y el constante conflicto político que vivió la sociedad romana. Para Amiano, desde que Roma se funda estaba destinada: “(…) a existir mientras existan hombres, para que engrandecida con la ayuda divina, se hizo un pacto de alianza eterna entre Virtud y Fortuna”. 18

Para María Luisa Trujillo autora de esta edición, la idea de virtus et fortuna refleja elementos de la épica clásica, las descripciones de los protagonistas, y cómo sus acciones traen consecuencias donde actúa lo divino, las pasiones y vicios, los cuales son una preocupación de Amiano; lo mismo afirma María José Cot: “La actitud de Amiano es la de un moralista intransigente que está alerta ante la degradación de las costumbres”. Nuevamente afloran el destino de Roma de dominar el mundo, tal cual lo escriben Virgilio o Polibio; destacando la alianza entre hombres y dioses para lograr la grandeza de Roma basada en la virtus et fortuna19. Esta actitud moralista se debe a la formación clásica de nuestro autor, ya que las nociones de fatalismo de la historiografía clásica son claras en res gestae, por lo tanto hace pensar que Amiano conoce muy bien el género historiográfico20. Por ello se vuelve una y otra vez al pasado glorioso de Roma, a cómo se gestó la idea de grandeza en la historia romana, la confianza en su destino desde la fundación misma: “Pues bien, este pueblo, desde su nacimiento hasta el final de su niñez en un periodo que comprende casi trescientos años, soportó guerras en torno a sus murallas. Pero después, entrando ya en la adolescencia, tras esas múltiples calamidades de la guerra, cruzo los Alpes y el mar.

Llegada la juventud y la madurez, de todas las zonas que comprende el vasto mundo se trajo laureles y triunfos y, ya en los comienzos de la vejez, venciendo a veces tan sólo gracias a su fama, se retiró a una vida más tranquila”21. Esta idea de que virtus et fortuna están enlazadas con el desarrollo histórico de Roma, es clave para entender el pesimismo que Amiano refleja por el futuro de Roma. Sin embargo esta noción biológica no es única de nuestro autor: “Esta concepción biológica de la historia aparece ya entre los griegos, por ejemplo Polibio, y en la literatura romana podemos citar a Fabio Pictor, algunos pasajes de Lucrecio, Cicerón, Horacio, pero donde aparece en mayor extensión es en Séneca el retor, Floro y Amiano” 22. En este sentido Roma y los romanos están atrapados en el juego de virtus et fortuna y el desarrollo histórico de Roma, ya que la niñez sería la fundación de Roma, la monarquía y la primera fase de la expansión republicana por Italia. Luego la expansión ultralpina y marina, con las guerras púnicas y la conquista de Hispania y la Galia. La juventud y madurez son las fases finales de la República con la expansión por oriente y la consolidación del Imperio Mediterráneo, y finalmente la vejez es la época de Augusto en adelante, donde las conquistan cesan y Roma disfruta de la expansión hecha en su juventud. Claramente, Marcelino nos ofrece una interpretación, una visión del desarrollo histórico que incluso se puede comparar a la idea de la historia de Arnold Toynbee23. Esta idea es notable, sobre todo la idea de la vejez, que nos habla de decadencia y decrepitud, en una visión orgánica de la historia, aunque no necesariamente pesimista, y se acomoda muy bien a las críticas que hace Amiano y que se explicita más adelante. Esta visión orgánica pasó a la historiografía cristiana y estuvo presente a lo largo de muchos siglos, en la concepción de la historia en base a las “edades del mundo”, reflejo de las “edades del hombre” 24.

Referido al destino de Roma nos dice: “Por eso esta Ciudad Venerable, después de someter las cabezas soberbias de los pueblos más fieros, de darles leyes, fundamentos y garantías eternas de libertad, a la manera de un padre frugal, prudente y rico, entregó a los Césares, como si fueran sus hijos, el derecho de regir su patrimonio” 25. Claramente al leer esta líneas pensamos en la Eneida, ya que: “Tú, romano, recuerda tu misión: ir rigiendo los pueblos con tu mando. Estas serán tus artes: imponer leyes de paz, conceder favor a los humildes y abatir combatiendo a los soberbios”26

La visión que tiene acerca de los romanos, hasta el momento, es una visión de grandeza y confianza por el destino de Roma. La urbs desde su fundación ha sido destinada: “(…) Por todas las costas y por todas partes de la tierra Roma es recibida como señora y reina, y por doquier es reverenciada la cabeza blanca de los senadores por su autoridad, y el nombre del pueblo romano respetado y honrado”. Siendo un autor del siglo IV, Amiano sabía muy bien cuáles eran los fundamentos filosóficos, intelectuales, morales e incluso divinos del Imperio y su dominación. Al leer estos pasajes se presenta la alianza entre virtus et fortuna, por la cual Roma estaba destinada a gobernar a los pueblos; nos devela la formación clásica del autor. 27

Pero esta visión se nubla frente: “He aquí el magnífico esplendor de nuestra historia se ve oscurecido por la incultura y ligereza de unos pocos, que no se dan cuenta del lugar en que han nacido, y que, como si tuvieran licencia plena de sus vicios, caen en el error y en la lascivia, Y es que, como escribe el lírico Simónides, al que quiera vivir feliz y en perfecta armonía le conviene por encima de todo que su patria alcance la gloria” 28. La fatalidad frente a las actitudes morales de los romanos, su falta de sobriedad y los sucesos externos son la preocupación de Amiano, ya que es más importante la crisis interna del Imperio y la misma Roma, la crisis moral, los vicios y lascivias que expone, y por ello su elogio al pasado romano y la dura crítica a sus habitantes. Es clara la contemplación nostálgica del pasado y se remite al desarrollo romano desde su fundación, basada en la romanitas. No sólo expone acerca de las batallas, la vida de los Césares y líderes del Imperio, sino también la preocupación frente a la indiferencia del pueblo romano ante la situación que viven las fronteras; por ello se explica el fin moralizante y pragmático. Por ello esta obra es fundamental para el estudio de la sociedad romana en el siglo IV, y los conflictos que ésta vivió. Géza Alföldy afirma que existían grandes diferencias sociales, que separaban a las clases que Amiano nombra como: honorati, urbium primates y plebi29. La falta de sobriedad y excesivo lujo por parte de los honorati preocupa al autor: “Otros, en cambio que consideran el mayor honor a la posesión de carrozas más altas de lo normal y el cuidado pretencioso de sus ropas”30. De la clase senatorial nos dice que varios amasaron inmensas fortunas y tierras: “Otros, sin que nadie les pregunte siquiera reflejan una severidad fingida en su rostro y hablan de un patrimonio elevado hasta la inmensidad, multiplicando los frutos anuales de unos cultivos que ellos consideran fértiles” 31. Respecto a esto, Cameron nos dice que es un rasgo sorprendente el hecho que en siglo IV se haya producido la acumulación de tierras: “Así se manifiesta sobre todo en la relación con las fincas senatoriales de finales del siglo IV y principios del V, sobre las que se posee mucha información” 32. A esta concentración de tierras se le suma la crítica que Amiano hace a los honorati: falta de cultura: “De este modo, los pocos hogares que antes eran respetados por el cultivo serio de los estudios, ahora se dejan llevar por los deleites de una pereza que los enerva, resonando con canciones y con el sonido de instrumentos de vientos y de la liras” 33. Derroches, vicios y corrupción: “(…) Ignorando de hecho que sus mayores, por quienes tanto se ha extendido la riqueza romana, no brillaron gracias a sus riquezas, sino a las guerras especialmente crueles, y que consiguieron superar todo lo que se les ponía enfrente no distinguiéndose de los soldados rasos por sus recursos, su modo de vida o la riqueza de sus vestidos, sino por su valor” 34. Estas críticas se suman a la concentración de la tierra y a la falta de preocupación por los asuntos públicos. Un alejamiento de los antepasados los cuales no se preocupaban por la ostentación, sino que era el valor, la virtud el cual hacía a la aristocracia merecedora de este título y no la ostentación de lujos como crítica Amiano.

El autor deja en claro su aprecio por la austeridad como valor esencial de los antepasados romanos. Respecto a los dos últimos grupos, Amiano nos dice: “En cuanto a la masa de clase indigente y de clase inferior, unos duermen en las tabernas, otros se protegen bajo los toldos que dan sombra en el teatro” 35. La plebs urbana no poseía lugares para dormir, lo hacía en tabernas y edificios públicos; su única ocupación es el juego y la bebida, a lo cual se le sumaba la baja consideración que se tenía por este grupo: “Y es realmente sorprendente contemplar cómo un numero ingente de plebeyos, con las mentes llenas de un ardor apasionado, viven pendientes del resultado de las carreras de carros” 36. El Bajo Imperio habría visto una estratificación social en dos grandes grupos, los honestiores y potentes, y por otra parte los humiliores . 37. Cameron nos dice: “En todos los periodos de la historia romana, la pobreza, la falta de libertad y la opresión eran los hechos normales de la vida para amplios estratos de la sociedad. Pero en el Bajo Imperio, los sufrimientos de la población fueron en algunos aspectos peores de lo que nunca lo habían sido”38. En la citada obra de Cameron, se expone que la alta inflación sumada al cobro abusivo de impuestos y el mayor control del Estado fueron los causantes de que la situación social y económica en el Imperio fuese insostenible a largo plazo; a ello se le suma el problema militar, el acoso de las fronteras imperiales y la incapacidad del Imperio de hacer frente: “Los cambios económicos y sociales que acontecieron en el siglo IV se produjeron con el trasfondo de un constante conflicto militar” 39. Según García Moreno40, la estructura socioeconómica del siglo IV, refleja tensiones de tres aspectos: el Estado, la aristocracia terrateniente y los humildes. Amiano era consciente de la situación que la sociedad romana vivía para la época, era clara consecuencia de la situación gestada en el siglo III, que se vio agudizada por los conflictos políticos y militares en el siglo IV41. Pero debemos tener presente que: “The element of satirical distortion in Ammianus portrayal needs no emphasis, nor the visually exuberant, even theatrical, quality of his Choice of retail. The result is a caricature of social manners of the classes of Rome, resembling not so much serious analysis as the parodies of popular comedy, lees photographic archive than portfolio of cartoons. For all that the cartoon is a powerful and valid from of social comment” 42.

Debemos tener presente el uso del lenguaje y la argumentación en nuestro autor, ya que es más condescendiente con la plebe y el senado, al relatar la entrada del Augusto Constancio a Roma en el libro 16.1 “Pues bien, cuando entró en Roma, sede del Imperio y de todas sus virtudes, al llegar a Rostra, reconocidísimo foro de nuestro antiguo poder, se quedó perplejo y mirara donde mirara, se asombraba ante el gran número de construcciones maravillosas. Después de hablar a la nobleza en la curia y al pueblo desde un estrado, fue recibido en el palacio entre grandes aclamaciones, con lo cual pudo disfrutar de un placer largamente deseado. Lo cierto es que, con frecuencia, cuando ofrecía juegos ecuestres, disfrutaba con la mordacidad de la plebe que, sin sobrepasarse, conservaba aun su frescura” 43.

Amiano no nos habla de los vicios del pueblo romano, como sí lo hizo en el libro 14.4; cabe preguntarse el por qué de este cambio en el relato. El protagonista es el Augusto Constancio, no la plebe y sus vicios, o tal vez no tenía intenciones de unir a los ciudadanos de Roma y su comportamiento con un suceso no menor dentro del desarrollo político, como era la visita de un Augusto a la Ciudad Eterna. Pero Amiano en los libros siguientes continúa con sus digresiones acerca del pueblo romano, y lo hace en los libros 19.10, 26.3, 28.1 y 28.4. En las dos primeras digresiones expone la falta de alimentos en la ciudad de Roma como un problema que con frecuencia sucedía. Junto con los problemas que había en Oriente con las incursiones de los persas, en Roma existían revueltas por el hambre: “Mientras estos hechos se suceden como un torbellino en la parte de Oriente más lejana, la Ciudad Eterna temía ya las dificultades del periodo de escasez de grano que se les venía encima. Por eso Tértulo, que en aquella época era prefecto, se veía injuriado continuamente con violencia por la plebe, que le dirigía durísimas amenazas, porque temía el hambre como el peor de todos los males” 44. No es de extrañar que Roma, tuviese estos apremios, el mismo Amiano reconoce que existía una concentración de la tierra, y todos los esfuerzos que existían para la mantención de los ejércitos en Oriente –Persia- y en Occidente –las Galias-. Los historiadores tardorromanos, son claros al explicar que la existencia de grandes fincas y la mayor coacción que el Estado, tuvo sus consecuencias en la economía imperial: “Pero otro rasgo de la existencia de grandes fincas tenía una repercusión más directa sobre la economía en general. Se trata del hecho de que muchas transacciones entre fincas de un mismo terrateniente, o mediante acuerdos con amistades o parientes, de modo que no entraban en ningún momento en contacto con el mercado”45.

Por otro lado, las importaciones de todos los lugares del Imperio mantenían a Roma en su vida diaria. Por ello no es de extrañar que a la plebe no le importase más que la obtención del sustento, la bebida y los juegos, si pensamos en el excesivo control fiscal y por otro lado la concentración de tierras. El mismo Gibbon afirma: “Con la extirpación de un daño bastante magnificado, Juliano se impacientaba por aliviar la desdicha y acallar los rumores del pueblo, que sobrelleva con menos malestar el peso de los impuestos si está convencido de que el fruto de sus impuesto va a parar al Estado” 46. Boato, lujo de eso nos habla Gibbon en la corte de Juliano, por ello no es de extrañar que una sociedad interconectada como era el Imperio, no se viviesen consecuencias graves ante la grave situación de las fronteras, la tenencia de la tierra, los excesivos impuestos y la polarización social.

Frente a la producción agrícola, Gonzalo Bravo nos dice: “En tales condiciones los coloni acabaron cayendo en la red de relaciones económicas de los potentes por endeudamiento u otras razones, de tal modo que éstos, por el contrario, reforzaron su posición económica y con ellos las posibilidades de evasión fiscal. La consecuencia económica más importante de este nuevo sistema de explotación de la tierra fue la dificultad de producir excedentes comercializable” 47. Lo anterior explica por qué la escasez de grano era común en Roma, Amiano lo reconoce “Sin embargo, durante el mandato del citado Aproniano, hubo tal abundancia de todo tipo de artículos necesarios que no se oía ni el murmullo más insignificante acerca de la escasez de alimentos, algo que sucede en Roma con gran frecuencia”48. Esta gran frecuencia debe tener una explicación. La voracidad de Roma con las provincias, era una cuestión que se consolidó siglos antes, pero que en el siglo IV comenzó a mostrar sus problemas: “Se trataba de una sociedad que, como la nuestra, movía productos a una escala titánica, fabricando con esa finalidad recipientes de calidad y llegando en ocasiones a deshacerse de ellos tras la entrega” 49. Por ello se debe estudiar las relaciones que existieron entre los productores de grano, y los transportistas que lo llevaban de las provincias y quienes lo distribuían en la ciudad 50 Las segundas más largas digresiones son las del libro 28.1 y 28.4. En la primera habla de la prefectura de Maximino, y expone cuestiones específicas relacionadas con el comportamiento de la clase alta romana. Pero esto le atribuye la acción a los dioses paganos específicamente a Belona: “(…) Belona marcha enloquecida por la Ciudad Eterna encendiendo por doquier unas chispas que, si tuvieron unos inicios insignificantes, llegaron a ocasionar cruentas matanzas. ¡Ojalá pudiéramos mantener esto en eterno olvido, para que nunca intentara nadie cometer acciones similares, pues algunos hechos pueden llegar a ser más nocivos al servir de ejemplo que por los propios delitos que conllevan!”. 51. Estas cosas que Belona soltaba a chispazos eran conflictos entre la clase senatorial romana, la cual fue perseguida por Maximino que generó un clima de mala convivencia y rivalidades dentro de Roma: “De este modo, mientras resonaban los clarines que anunciaban desastres internos y todos estaban angustiados por la dureza de la situación, entre otras muchas acciones duras y crueles de las que podemos enumerar ni su diversidad ni su número” 52. Sabemos que son situaciones que afectan a la clase senatorial o los notables de Roma, ya que Amiano reconoce: “Y como imagino que tal vez habrá personas que cuando lean esto y lo examinen cuidadosamente, advertirán y criticarán que haya contado una cosa y no otra, o que haya omitido lo que sucedió, creo que basta alegar lo siguiente: que no merece la pena narrar todo lo que ha ocurrido entre personas humildes” 53. Esta noción queda clara al estudiar esta obra, ya que no es posible encontrar a soldados o plebeyos individualizados en la obra de Amiano, pero si sucede con los Augustos y Césares, lo mismo que con políticos, y generales, nobles y senadores. Cetego senador, Himetio noble, Frontino consejero, Loliano, hijo del prefecto Lampadio, los senadores Pafio y Cornelio; todos ellos miembros de la aristocracia romana y que sufrieron la persecución y severidad de Maximino: “Con todos estos hechos y otro igualmente lamentables, que ensombrecían la situación de la Ciudad Eterna, este hombre, que produce dolor sólo nombrarlo, iba causando múltiples calamidades a muchos y sobrepasando los límites de la ley” 54. Pero es la crueldad uno de los rasgos que Amiano más nombra y repudia. Esta crueldad sobrepasaba todos los límites, la cual afectaba a los nobles desharrapados y angustiados 55. Así después los viceprefectos que cometían estos abusos comenzaron a ser cambiados, pero la razón no se explica, sólo que Maximino fue reemplazado por Urscino, y este por Simplicio56. Para nuestro autor, la actitud de Maximino era la contraria a la que debía tener un ciudadano con un cargo público, puesto que afectaba la convivencia y empeoraba la situación dentro de Roma: “No es extraño que la Ciudad Eterna deplorara estas muertes y el comportamiento de Maximino, tanto cuando él estaba presente como cuando estaba lejos y actuaba mediante intermediarios” 57. Finalmente la virtus et fortuna actúan a favor de Roma y sus habitantes al morir Maximino degollado bajo el mandato de Graciano 58 La idea de justicia está relacionada con la idea de que la fortuna siempre cobra, ya que la virtud debe acompañar a los hombres con coraje y que estén alejados de los lujos y el mal comportamiento. Eran esas faltas a la virtus, las que Amiano criticaba a los notables romanos, no solamente a la plebe. Las viejas tradiciones necesitaban de hombres que engrandezcan a Roma como en el pasado, de ciudadanos los cuales Amiano presenta como su preocupación, el comportamiento de estos civites, reflejan el estado de ánimo y moral del pueblo de Roma. La segunda digresión es en libro 28.4 es más directa, ya que no presenta su idea de la historia romana como lo hace en el 14.4, sino que específicamente habla del comportamiento del senado y de la plebe. Respecto al primer grupo es extenso, ocupando casi la totalidad de la digresión. Es detallista, presentando los vicios del senado y su comportamiento; para ello utiliza un lenguaje fresco, casi irónico lo cual busca entretener al lector con detalles sabrosos: “In Keeling with this very down-to Earth introducction, Ammianus digresión, leaving ideology aside, present aspects of senatorial and popular taste in a series of specific images. Some topics, repeated from the first digresion, are now given added colour by this emphasis on circumstantial detail” 59. Amiano en sus digresiones presenta su pensamiento de la sociedad romana para los dos extremos sociales: “De este modo, los pocos hogares que antes eran respetados por el cultivo serio de los estudios, ahora se dejan llevar por los deleites de una pereza que los enerva, resonando con canciones y con el sonido de los instrumentos de viento y de las liras. Y así, en lugar de un filósofo se reclama a un cantante, y en lugar de un orador a un experto en artes lúdicas. Y mientras las bibliotecas, a manera de sepulcros, permanecen siempre cerradas, se fabrican órganos hidráulicos y enormes liras que parecen carrozas y flautas e instrumentos nada ligeros para las imitaciones de los histriones”. 60. Debemos tener presente que esta digresión del libro 14.6.18 está fechada en el año 353, y siguiente del libro 28.4 en el 368, lo cual refleja que al paso de los años no cambia las actitudes de los romanos, ya que referido al cultivo de las artes y la cultura dice: “Algunos detestan la cultura como si fuera veneno y, sin embargo, leen con apasionamiento a Juvenal y a Mario Máximo. Además, por un motivo que no me corresponde a mí juzgar ahora, no son capaces de dedicar su ocio a otra lectura distinta” 61.

En esta digresión trata detalles que en la primera no hace como por ejemplo la relación con la prostitución, que sí hace en 28.4.9, el tratamiento de los esclavos 28.4.16, o la superstición 28.4.24, lo cual es interesante ya que se puede confrontar con el cristianismo en constante expansión. “Si bien muchos de ellos niegan la existencia de divinidades en el cielo, no salen a la calle, ni comen, ni creen que pueden bañarse seguros hasta que no han sido informados detenidamente del calendario, y hasta que saben, por ejemplo, donde está Mercurio o a qué parte de la constelación de Cáncer ha llegado la luna en su camino” 62. De la plebe no tiene mejor opinión que en las digresiones anteriores, ya que siempre aparece como un grupo numeroso, ruidoso y desagradable. Ociosa y desocupada, no tienen zapatos, lo reconoce Amiano: “Éstos todo lo que viven, lo malgastan en vino, dados, juegos, placeres y espectáculos".

Para ellos, su templo, su hogar, su asamblea y la esperanza de todos sus deseos es el Circo Máximo. Y, de hecho, se les puede ver por las plazas, callejones, avenidas y puntos de reunión formando grupos en los que discuten sus diferencias y defienden a unos o a otros, como sucede con frecuencia” . 63. Aunque de los senadores, respecto a la vida entorno al Circo Máximo, nos dice: “Y aunque ellos se creen muy serios y auténticos modelos de virtud, si se enteran de que se ha anuncia la llegada de algunos caballos o de algún auriga, se lanzan sobre él y le interrogan como si fueran sus antepasados cuando rodeaban admirados a los hermanos Tindáridas, que hicieron que cundiera en Roma la alegría por las victorias conseguidas” 64. Amiano ve mínimas diferencias de comportamiento de los senadores y la plebe, ya que unos con ostentación de lujos, y los otros con su pobreza, nos entrega una noción de cómo se vivía en Roma con los graves problemas de la época.

La polarización en el fondo refleja que ambos grupos pasan por difíciles momentos sólo que se expresan de formas distintas, con mayor riqueza o pobreza, pero ambos para Amiano están lejos de la virtus que el romano debía poseer indistintamente de su grupo social. Por esta razón no recrimina a un sólo grupo los males del Imperio, sino que a la sociedad en su conjunto: “Non that Ammianus minimises the differences in culture and the physical resources of live betwenn the upper and lower classes of Rome” 65. Esas diferencias culturales mínimas entre ambos grupos que llevan a buscar refugio en los juegos: “Pero, sin embargo, los espectáculos que más apasionaron a la muchedumbre son las carreras de carros del circo o hipódromo. El esquema es el mismo que en la época clásica: las carreras típicas son las de cuadrigas; el recorrido, de forma elíptica les hacía dar vueltas alrededor de un eje longitudinal materializado en un muro bajo o Spina, lo que exige unos virajes en horquilla, particularmente difíciles y peligrosos, alrededor de la raya que señala las extremidades del muro” 66.

Una pasión por los juegos, que para Amiano era una perdición de la virtud de antaño. El circo máximo y el teatro eran los lugares de diversión. Ahora nos debemos preguntar el por qué se habla con tanta extensión de estas costumbres, aunque: “¿Cómo podríamos extrañarnos del lugar que ocupan, dentro del arte de la antigüedad tardía, el circo y los caballos, temas favoritos que se tratan alternativamente de modo realista o simbólico? Estos espectáculos, esos juegos, siendo esenciales de la vida civilizada, de la vida romana” 67.

El teatro y el circo representaban la forma de vida de la romanidad, ahora bien sabemos que Amiano es un moralista acérrimo, el cual ve en el fanatismo de los espectáculos la razón por la cual los romanos no prestan la atención debida a los asuntos del Imperio: “En cuanto a la mala calidad del teatro, si los actores no se han ganado al populacho con dinero, son silbadazos en el escenario. Y si este escándalo no se produce, como si fueran el pueblo de la Táuride, se ponen a gritar que hay que hay que echar a los extranjeros, gracias a cuya ayuda siempre han subsistido. Y gritan con palabras obscenas y absurdas, alejándose completamente de los deseos y de los gustos de aquella plebe de la antigüedad, de quien la tradición nos ha relatado muchos rasgos llenos de gracia y de encanto”68. Rasgos interesantes sobresalen en este apartado, ya que nos dice que el teatro era de mala calidad, y la mala relación entre romanos y extranjeros; estos últimos mantenían a la ciudad en su vida diaria, no menor si pensamos que el mismo Amiano se reconoce como graecus, nacido en Antioquía. Marrou, también nos dice que el teatro era de mala calidad: “El arte del histrión pertenecía al teatro y estaba representado por los dos tipos de la pantonimia, degeneración del teatro lírico, con su cantitica, y del mimo, comedia realista en la que dominaba alternativamente el erotismo o el sadismo”69. Y en estos espectáculos se podía encontrar a diversos miembros de la sociedad romana: “Por ello vemos en estos días cómo, semejante a esos hombres contratados para aplaudir, en cualquier espectáculo podemos encontrar a un bufón, a un cazador, a un auriga o a cualquier tipo de histrión, y tanto a magistrados superiores como inferiores, e incluso a las matronas, que gritan una y otra vez: «Que aprendan de ti», aunque nadie sabe explicar qué es lo que hay que aprender”70 Y termina la digresión diciendo. “Ya nos hemos detenido bastante en la situación de Roma.

Volvamos, pues, ahora a los sucesos lamentables acaecidos en las provincias”. Y en la digresión del libro 14.4 nos dice “(…) Son estas y otras cosas más similares las que no nos permiten que se realice nada memorable ni serio en Roma. Así pues volvamos a nuestra narración”. 71. Aunque para Amiano, Roma es Urbs aeterna, urbs sacratissima, urbs uenerabilis, templum totius mundi, imperii uirtutumque omnium lar o augustissima omnium sedes 72; sus habitantes no están a la altura de la urbs y su historia. Y como hemos desarrollado a lo largo de este trabajo, la preocupación por el futuro del Imperio es la principal razón por la cual nuestro autor, presenta de forma tan clara e incluso patética el comportamiento de los romanos. Recordemos que Marcelino estuvo en las campañas militares, y como miles era conocedor de la situación fronteriza del Imperio, ya sea en la Galia o en Persia. Por ello presenta a los grupos sociales romanos de la forma en que lo hace, ya que un pequeño grupo de hombres lleva sobre sus hombros la protección del Imperio, mientras que los romanos se vuelcan a la diversión, el lujo y el boato.

III- Ideas y consideraciones finales


Este trabajo sin duda constituyó un desafío, ya que la crisis y el fin del Imperio romano ha sido uno de los temas más estudiados y polémicos de la historia de Occidente. Por ello no entrando en detalle acerca de esta problemática es que se seleccionó la bibliografía para que estuviese orientada a darnos luces de la situación social del Imperio en el siglo IV, y que usasen a Amiano como fuente para el estudio de dichas monografías históricas. Por ello se deja abierta la posibilidad para abrir nuevos temas de estudio, por ejemplo las relaciones entre extranjeros y romanos, los problemas alimentarios, la situación fronteriza y su relación con el pueblo romano entre otras temáticas.

Hemos querido desarrollar cómo nuestro autor ve al pueblo de la ciudad de Roma, siendo este miles et graecus, formado en la cultura clásica romana, y quien se declara como el continuador de la obra de Tácito. Por ello se presentó la visión de la sociedad romana que trabaja Amiano, usando el método histórico aplicado a la selección de los hechos, el uso del latín y los grandes temas que le preocupan en su obra junto con la idea de historia, ya que el estado de la sociedad romana contemporánea es contrapuesta con la sociedad de comienzos del Imperio y de las conquistas republicanas, usando una visión orgánica acerca del desarrollo histórico de Roma. Reconoce sus limitantes como miles et graecus que sin embargo enriquecen la obra, ya que estudia el tema de la guerra en las fronteras del Imperio como soldado, y presenta a los romanos como griego y extranjero que era, a pesar de que en su formación intelectual es claramente un romano. La visión del pueblo de Roma va desde una alabanza al destino divino de la urbs, hasta el nublado panorama del comportamiento de los grupos sociales en la ciudad de Roma. Ambos grupos nobles y plebeyos, unos con riqueza extrema y otros con miseria y hambre reflejan el estado de los tiempos: la evasión frente a la obligación que imponía la situación en las fronteras del Imperio. Por ello presenta a los prefectos, encargados del bienestar de Roma, que sin embargo se prestan para crueldades y corrupción de todo tipo, lo cual para Amiano era inaceptable, ya que estaba alejado de virtus que un civites debía poseer.

La fortuna, por su parte, siempre trata de buscar hombres que eleven el nivel moral de los romanos, ya sea con Emperadores o líderes que hagan justicia de su pasado. Este el ejemplo de Juliano, el cual es digno representante del pasado romano. Usando la bibliografía, hemos podido presentar la situación que el pueblo de Roma vivió era reflejo de la difícil situación fiscal y externa del Imperio: la concentración de la riqueza y la tierra, el empobrecimiento del campesinado, la crisis económica, la escasez de granos y los conflictos de poder, auguraban un panorama el cual para Amiano era preocupante, ya que el Imperio en la vejez sería incapaz de hacerle frente a los bárbaros como sí lo hizo en su juventud.

Sabemos que la visión de los romanos y el estado de la sociedad no era el objetivo de la historia de Amiano, pero los pocos antecedentes que presenta la fuente los debemos estudiar en perspectiva, la cual refleja a la sociedad romana a pocos años de que Imperio finalmente desaparezca, siendo ésta la mayor preocupación de Amiano como miles et graecus. Tal vez tuvo razón que el haber dejado la virtus et fortuna de la Roma de antaño y haberla cambiado por los vicios, el juego, la polarización social extrema, entre otras, pudiesen ser explicaciones a la crisis que convulsionó al Imperio durante el siglo IV.

NOTAS
1 Amiano Marcelino, Historia, Edición de María Luisa Harto Trujillo, Ediciones Akal, Madrid, 2002, p. 13. Agradecemos al profesor Nicolás Cruz, por su gentil ayuda al facilitarnos la presente obra.
2 Cameron, Averil, El Bajo Imperio Romano, Ediciones Encuentro, Madrid, 2002, p. 28.
3 Trujillo Harto, María Luisa, Amiano Marcelino, Historia, Estudio Introductorio, Ediciones Akal, Madrid, 2002, p. 14
4 Historia, 19,8, 6; 31, 16, 9.
5“Debemos agregar ahora los méritos internos o propios de la obra. En nuestra opinión éstos pueden condensarse en cuatro puntos: por un lado, la calidad de testigo y actor que tiene el autor de los sucesos narrados. Amiano Marcelino estuvo sirviendo en los ejércitos de las Galias, conoce el territorio, las personas y las situaciones de las cuales habla: por otro, sus historias son el producto de las múltiples notas que tomó en sus años de soldado, así como de las extensas lecturas que realizó en Antioquía una vez abandonó la carrera militar, actividad esta última que le permitía contar con una perspectiva histórica de los hechos analizados, y por último, es también producto de los documentos consultados durante su residencia en Roma”. Cruz Barros, Nicolás, “Juliano César de las Galias”, Semanas de Estudios Romanos, Vol. VI, 1991, pp.111-158.
6 Amiano Marcelino, Op. Cit., 31.16.9.
7 Ibíd. Estudio introductorio., p. 19
8 Cruz Barros, Nicolás, Op. Cit., p. 118.
9 Topolsky Jerzy, Metodología de la historia, Ediciones Cátedra, Madrid, 1992, p. 115.
10 Amiano Marcelino, Op. Cit., 31.13.19. 11 Ibíd. 15.1.1.
12 Cameron, Averil. Op. Cit., pp. 30-31.
13 Ponce de León, Ximena, “Amiano Marcelino, el testigo y su obra”, Revista de Historia Universal, No. 10, 1990, pp. 7-19.
14 Ponce de León, Ximena, Op. Cit., p. 19.
15 Cruz Barros, Nicolás y Ponce de León, Ximena: La crisis del Imperio Romano: el testimonio de Amiano Marcelino, Vol. I, Santiago, Chile, 1987
16 Ponce de León, Ximena, Ibíd., p. 15.
17Amiano Marcelino, Op. Cit., 14.6.2.
18 Ibíd. 14.6.3.
19 Ponce de León, Ximena, Op. Cit., p. 8. 20Amiano Marcelino, Op. Cit., Estudio introductorio, p. 37.
21 Ibíd. 14.6.4.
22 Ibíd. Estudio introductorio, p. 55.
23 Arnold Toynbee en sus obras Estudio de la historia y La civilización puesta a prueba, plantea su filosofía de la historia, donde plantea la génesis común de las civilizaciones como forma de unir la historia de la humanidad a su desarrollo técnico y espiritual. Las civilizaciones se desarrollan en espacios y tiempos comunes que permiten una interacción y enriquecimiento, produciéndose la génesis, desarrollo y colapso de civilizaciones que dan origen a otras entidades históricas como los Estados e Iglesias Universales. Toynbee, Arnold, Estudio de la historia, Alianza Editorial, Madrid, 1994. 24 Esta idea biológica de la historia brota de las fuentes clásicas como Polibio (His. VI, 51) Cicerón (Rep. I, 58; II, 3; II, 21); Horacio (Ars 153-175)
25Amiano Marcelino, Op. Cit., 16.5.
26 Virgilio, Eneida VI. 855. Editorial Gredos, Madrid, 2005.
27 Amiano Marcelino, Op. Cit., 14.6.6.
28 Ibíd. 16.6.7. Simónides de Ceos poeta lírico griego, creador de la mnemotecnia. Nacido en la isla jónica de Kea, 556 a. C. muerto en Siracusa, 468 a. C. Maestro de Baquílides y poeta de la corte del Tirano ateniense Hiparco, sólo una pequeña parte se su obra ha sobrevivido.
29 Alföldy, Géza. Historia social de Roma, Alianza Universidad, Madrid, 1996, p. 147.
30 Amiano Marcelino, Op. Cit., 14.6.9.
31 Ibíd. 14.6.10.
32 Cameron, Averil. Op. Cit., p. 128.
33 Amiano Marcelino, Op. Cit., 14.6.18. 34 Ibíd. 14.6.10.
35 Ibíd. 14.6.25.
36 Ibíd. 14.6.26.
37 García Moreno, Luis. El Bajo Imperio Romano, Editorial Síntesis, Madrid, 2005, p. 130.
38 Cameron, Averil. Op. Cit., p. 144.
39 Ibíd. p. 145.
40 García Moreno, Luis. Op. Cit.
41 Bravo, Gonzalo. Claves económicas y sociales de la transición al medievo en Occidente. En Bravo, Gonzalo (coordinador): La caída del Imperio romano y la génesis de Europa, Editorial Complutense. Madrid, 2001, pp. 159-207.
42 Matthews, John, The Roman Empire of Ammianus, Duckworth, London, 1989, p. 416.
43 Amiano Marcelino, Op. Cit., 16.10.3.
44 Ibíd. 19.10.1.
45 Cameron, Averil. Op. Cit., p. 132.
46 Gibbon, Edward, Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, tomo II, Turner, Madrid, 2006, p. 72.
47 Bravo, Gonzalo. Op. Cit., p. 162.
48 Amiano Marcelino, Op. Cit., 23.3.6.
49 García Moreno, Luis. Op. Cit., p. 160.
50“Se ha querido señalar a veces un conflicto entre las actividades de distribución del Estado y las de los particulares, pero es casi seguro ambas partes se favorecían. Por ejemplo el Estado obligaba y favorecía la navegación entre África e Italia y ejecutó y mantuvo las grandes obras portuarias de Cartago y Ostia, pues necesitaba alimentar a la ciudad de Roma con enormes cantidades de grano africano”. Ward-Perkins, Bryan, La caída de Roma y el fin de la civilización, Espasa, Madrid, 2004, p. 164.
51 Amiano Marcelino, Op. Cit., 28.1.1. 52 Ibíd. 28.1.14.
53 Ibíd. 28.1.15.
54 Ibíd. 28.1.36.
55 Amiano Marcelino, Op. Cit., 28.1.38.
56 Ibíd. 28.1.52-53.
57 Ibíd. 28.1.56.
58 Ibíd. 28.1.57.
59 Matthews, John, Op. Cit., p. 414.
60 Amiano Marcelino, Op. Cit., 14.6.18. 61 Ibíd. 28.4.14.
62 Ibíd. 28.4.25.
63 Ibíd. 28.4.9.
64 Amiano Marcelino, Op. Cit., 28.4.11.
65 Matthews, John, Op. Cit., p. 415.
66 Marrou, Henri-Irénée. ¿Decadencia romana o antigüedad tardía? Siglos III-VI, Ediciones Rialp, Madrid, 1980, p. 31.
67 Ibíd. p. 22.
68 Amiano Marcelino, Op. Cit., 28.4.32.
69 Marrou, Henri-Irénée. Op Cit., p. 36.
70 Amiano Marcelino, Op. Cit., 28.4.33.
71 Ibíd. 14.6.26.
72 Ibíd. Estudio Introductorio. p. 24.

El presente trabajo se desarrolló en la cátedra Formación de Occidente, dictada por el profesor Alejandro Bancalari Molina en el Magíster en Historia de Occidente de la UBB. Es autor Alejandro Orellana Ceballos, 
Licenciado en Historia de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y estudiante de Magíster en Historia de Occidente de la Universidad del Bío-Bío. Contacto: amorellana@historia.ucsc.cl

Revista Electrónica Historias del Orbis Terrarum 
www.orbisterrarum.cl

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